miércoles, 17 de marzo de 2010

Retiro, un punto en el mapa al que le urge ser tomado en cuenta

A 335 Km. al sur de Santiago, en la provincia de Linares, la pequeña comuna de Retiro ha sido fuertemente golpeada por el sismo del pasado 27 de febrero. Al ser un lugar no muy conocido, la ayuda tarde en llegar y sus habitantes comienzan a perder las esperanzas.

Magdalena Gacitúa

En los días posteriores al terremoto, no hubo casa que no haya necesitado de los clásicos Fósforos Copihue para alumbrar sus oscuras noches; éstos provienen de la zona más grande de álamos en Chile, Retiro.

Retiro no es un lugar muy conocido, esta pequeña comuna de no más 20 mil habitantes y fundada hace más de un siglo, no es un lugar que llame mucho la atención en nuestro largo país, porque no es zona de turismo. La gente que vive aquí mantiene una vida bastante tranquila, durante la semana la mayoría se dedica a trabajar como temporero de la zona y los fines de semana generalmente disfrutan de carreras de caballos y de perros.

Esta vida tan apacible fue remecida hace una semana atrás por el terremoto grado 8,3 en la escala de Richter, que tuvo su epicentro a no más de 100km de Retiro. Gran parte de las casas de esta comuna son de adobe y fueron construidas por sus propios habitantes hace más de medio siglo. El terremoto en este lugar significó que alrededor del 80% de las personas que viven aquí perdieran sus hogares.

“Nosotros llegamos hace un mes de Santiago, y con la poca plata que habíamos logrado juntar nos compramos este ranchito de adobe, para vivir con los niños y empezar nuestra propia empresa de confites”, cuenta Luis mientras mira con impotencia los escombros y restos que quedan de lo que antes fue su casa.

Como la familia de Luis existen muchos casos similares, gente que invirtió los ahorros de su vida para poder cumplir el sueño de tener una casa propia, es la situación de Teresa quien a sus 67 años había logrado comprar su primera vivienda junto a su pareja David, “Alcanzamos a vivir una semana en la casa y con el terremoto se nos cayó a pedazos, perdí todo lo que había invertido y hoy nadie me asegura que lo vuelva a recuperar”, comenta Teresa llorando en una de las pocas sillas que logró salvar de su casa.

Pero en Retiro la gente que vive en casas de adobe no son los únicos que temen a perder su hogar. A pocas cuadras de la municipalidad, en la Villa Pablo Neruda, existen 150 casas SERVIU que se hunden rápidamente, esto porque fueron construidas sobre lo que antes era un canal de regadío, el cual fue entubado y rellenado, de manera incorrecta. Además, el terremoto dejo al descubierto una serie de errores en la construcción de las viviendas, que dejan mucho que desear con los stándares mínimos de calidad que deben tener este tipo de construcciones.

En Retiro el panorama no es muy alentador, en esta comuna se vive un clima de constante intranquilidad, porque se cae y se hunde rápidamente. En esta zona de catástrofe, la espera angustia y se necesita ayuda rápidamente. Aquí la irresponsabilidad de las empresas fiscalizadoras y constructoras que trabajaron con el SERVIU en este sector, no sólo arrasaron con los sueños de las personas de retiro en tener un hogar sólido, sino que hoy también le han quitado la poca esperanza que le queda a sus sobrevivientes.

Retiro necesita apoyo y necesita ser tomada en cuenta en el mapa de nuestro país.